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En las praderas del Gran Manitú

    Autora: Concha Castroviejo

    Ano: 2020, Tandaia

    Cita:

    “Este gato que digo, con otros muchos, pero este fue mi gato, pertenecía al convento de la Enseñanza donde cumplí mi primer internado, una breve etapa de internado antes de lo que se llama uso de razón. Me pusieron al cuidado de las monjas, algunas de ellas, con la priora, amigas o conocidas de casa, en ocasión de una enfermedad de mi madre complicada con otras circunstancias. Entré en el colegio con la cama-cuna a dormir en la celda de la madre Chirinos, que era, naturalmente, clausura, por eso puedo decir que ingresé en clausura. Aquel era un colegio que no había cambiado su fundación. El edificio era grande, inmenso, de piedra; noble de proporciones, por fuera y por dentro, tenía locutorios enrejados y claustros que se abrían a patios interiores, grandes salas y dos capillas, una de las madres y otra de las niñas, en cada uno de los laterales de la iglesia, separados de ella por rejas; la iglesia era pública, y me parece que las monjas no salían a ella mientras permanecía abierta y que la madre sacristana vigilaba desde el coro el arreglo del altar.

    Máis información: Album de Galicia